
Este cabro sí que es shoro.
Se los presento, se llama Vicente, mi ahijado, y es un sol.
En la imagen, él estaba en plena celebración del desorden, en su frenética rebeldía por acurrucarse extrañamente en su coche, mientras su madre intentaba enderezarlo. Se reía mientras descubría nuevas poses en el vehículo.
Son maravillosos estos pedacitos de humanidad.