La nostalgia dieciochera
Ahora que he crecido un poco más, puedo darme cuenta de lo maravilloso que es ser niño en fiestas patrias. Como que a todos nos baja un poco lo niño por estas fechas, ¿o alguien tiene malos recuerdos de un 18?
Cuando era chica, lo único que recuerdo eran esos típicos asados familiares, llenos de primos y juegos, volantines y tardes primaverales; las clásicas competencias colegiales ¡que siempre esperé con ansias! Amaba bailar cueca, jugar a las carreras de sacos, ver quién ganaba en el palo encebado, comer anticuchos, disfrazarnos de huaso/a… y por supuesto ¡las vacaciones! Si tenía suerte, íbamos a la fonda en patota familiar, jugábamos bingo, a tirar la argolla o a la pesca milagrosa, todo siempre era diversión. Y ahora que he crecido, ¡septiembre cada vez me gusta más! Creo que esto de las fiestas patrias está inculcado en cada uno del que se llame a sí mismo chileno, y creo también que es en nuestra niñez donde nace el amor por ellas, quedando grabado en nuestro inconsciente recuerdo infantil. Sólo fíjense: salir a pasear en esa maravillosa semana dieciochera es ver, en casi todos lados, familias completas construyendo (la mayoría de las veces) buenos recuerdos. ¡Cómo no, si es la combinación perfecta! ¿Algo mejor que ser niño y pasar el 18 con el choclón familiar, incluidos juegos y comida rica? En mí, al menos, esa bendita semana dejó recuerdos tan lindos que los atesoraré hasta que pierda la memoria.
Cuando era chica, lo único que recuerdo eran esos típicos asados familiares, llenos de primos y juegos, volantines y tardes primaverales; las clásicas competencias colegiales ¡que siempre esperé con ansias! Amaba bailar cueca, jugar a las carreras de sacos, ver quién ganaba en el palo encebado, comer anticuchos, disfrazarnos de huaso/a… y por supuesto ¡las vacaciones! Si tenía suerte, íbamos a la fonda en patota familiar, jugábamos bingo, a tirar la argolla o a la pesca milagrosa, todo siempre era diversión. Y ahora que he crecido, ¡septiembre cada vez me gusta más! Creo que esto de las fiestas patrias está inculcado en cada uno del que se llame a sí mismo chileno, y creo también que es en nuestra niñez donde nace el amor por ellas, quedando grabado en nuestro inconsciente recuerdo infantil. Sólo fíjense: salir a pasear en esa maravillosa semana dieciochera es ver, en casi todos lados, familias completas construyendo (la mayoría de las veces) buenos recuerdos. ¡Cómo no, si es la combinación perfecta! ¿Algo mejor que ser niño y pasar el 18 con el choclón familiar, incluidos juegos y comida rica? En mí, al menos, esa bendita semana dejó recuerdos tan lindos que los atesoraré hasta que pierda la memoria.






2 comentarios:
Pía:
Tus fotos tienen relación con el texto en la búsqueda de la infancia dieciochera. Creo que deberías arriesgarte más en cuanto a explorar otras perspectivas de lo que quieres contar en tus foto como el caso de la primera foto quizá, hubiese sido interesante ver al niño más de perfíl o mostrar lo que estaba viendo él con tanta concentración, como también en el caso de la niñita jugando con al sapito. En el último caso siento que se pierde un poco la idea que buscabas la imagen borrosa tiene algunos problemillas de luz.
Lily Peromarta
Bien, estoy de acuerdo con Lily, la ayudante. Falta limpieza en el cuadro que armas con el huaso enano, tal vez haberlo captado de manera frontal, no en 45°... ¿Es su traje lo que te interesa o su actitud?
Si te fijas, salvo las chinitas, que posan directamente (lo que era mejor evitar, en este caso), el resto está siempre captado por la espalda o de perfil, un perfil que poco y nada informa, lo que tampoco quiere decir que siempre hay que estar entregando información, o al menos no información literal. En el fondo fue el tuyo un "tugar tugar, salir a buscar", de preferencia niños... ¿crees que captaste esa "esencia" de la infancia, en este caso en fiestas patrias?
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